¿Qué es una declaración de Propósito Personal?

El propósito es la forma en que nos motivamos personalmente para crear sentido en el día a día de nuestra vida.  Tu propósito personal se activa y toma fuerza mediante una declaración de propósito. 

¿A quién quieres impactar? Cuando logramos descubrir y dar vida a nuestro propósito personal, logramos impactar a todo el entorno que nos rodea. Podemos impactar a nivel social y organizacional, como también tener  impacto a nivel de personas. Esto se traduce en una sensación de realización personal. 

Una declaración de propósito personal contiene en gran parte aquello que te identifica como individuo. Es una afirmación que define lo que te moviliza a diario y es extrapolable a todos los ámbitos de tu vida (familia, trabajo, amigos, hobbies). Para construir una declaración de propósito personal, desarrollaremos en el taller diferentes ejercicios clave que nos ayudarán a descubrirlo y podrás redactar una declaración de propósito personal que sea auténtica y significativa para ti. Esto es lo que va a permitir que tengas una mayor conciencia de tu propósito, y logres activarlo en tu diario vivir.

Dos historias de propósito y su impacto 

Historia #1 de Biz Stone, co-fundador de Twitter 

Adaptada de: Medium

Biz Stone, co-fundador de Twitter, regresó a trabajar a la empresa en 2017 con la tarea de mejorar la moral, renovar políticas y establecer un propósito claro. Trabajó en la creación de una declaración de propósito,  «Servir a la conversación pública», que se adoptó con éxito, alineando a la empresa globalmente y guiando las políticas hacia la responsabilidad de la salud de la conversación pública. Esta declaración también atrajo a empleados motivados por un propósito, contribuyendo a un ambiente de trabajo positivo. Stone destaca en su historia la importancia de las declaraciones de propósito en empresas, citando ejemplos como Airbnb y Patagonia, y señala que un propósito claro fortalece al equipo, resalta lo que importa y lo que no, y mejora la productividad.

Al final de su historia, Stone nos deja una relevante reflexión: 

“Las declaraciones de propósito no son sólo para las empresas. Una declaración de propósito personal puede ayudarte de manera similar. He descubierto que, en mi propia vida, cuando pienso en lo que estoy haciendo a través del prisma del propósito, todo se vuelve más claro. Sé qué hacer, qué no hacer y hacia dónde debo dirigirme. Una declaración de propósito personal es como tener un mapa en mi cabeza. ¿Por qué estoy aquí? Ah, ¡eso era! Entonces, debo seguir este camino…”. 

Historia #2: De lo organizacional a lo personal: la dificultad de definir mi propósito personal 

Andrea Garderes, Socia y Directora de Planificación y Gestión en Almabrands. 

Cuando llevas casi 15 años acompañando a empresas y organizaciones a descubrir su propósito y ser una mejor versión de sí mismas, desde ahí, preguntarte por tu propósito personal debería ser una tarea simple. De hecho, la verdad es que no debería ser siquiera una pregunta, porque uno daría por descontado que quien se relaciona cotidianamente con este tipo de reflexiones y contenidos, seguramente se ha sentado a pensar y cerciorarse más de una vez, cuál es su propio motor de sentido para todo aquello que hace dentro y fuera de su lugar de trabajo. Si no, ¿cómo impulsa a otros hacia ese cambio y transformación?

Sin embargo, la realidad dista mucho de esta idealización y tal como en el mundo del propósito organizacional, este terreno está lleno de mitos y verdades erróneamente asumidas.

Tal vez lo primero sea reconocer que, hasta el momento de empezar este proceso, para mí el propósito personal y el organizacional no tenían una conexión esencial. Sin duda que al elegir un lugar donde realizarse profesionalmente, uno trae a la mesa valores y sueños, pero no necesariamente la idea del propósito trascendental que da dirección a tu vida. «Eso corre por un carril paralelo», me repetía. Y esa fue posiblemente la primera barrera a derribar: conectar ambos mundos no le quitaba valor ni unicidad a ninguno de los dos, sino todo lo contrario; hacerlo, abría un espacio de oportunidad para hacer más relevantes, significativos y coherentes todos los espacios de mi día a día.

Superada en algo esa barrera inicial, avancé en el proceso aún con ansiedad. Las altas expectativas, la autoexigencia y el hábito de tener una gran habilidad para descubrir y plasmar en palabras el propósito de otros, operaban como una suerte de bloqueo creativo. Ante cada ejercicio que me proponían, mi vista se volvía más nublada. «No lo veo, no me sale. No tengo propósito». Todos aquellos espacios de impacto que tan claramente se me revelaban para las empresas con las que trabajaba en la consultoría, desaparecían cuando me miraba a mí misma, cuando intentaba ir capa a capa para encontrar algo significativo y único. Lograba rescatar fortalezas, sí, espacios de aporte, también, «cosas en las que era buena o destacaba», pero todo muy lejos del estándar de lo que debería ser un propósito personal «a la altura». 

Me mantuve en ese loop hasta que, de la mano de quienes me acompañaban y guiaban, frente al papel irremediablemente en blanco, empecé a cambiar las preguntas, a ir más allá del espacio del desempeño y conectar con aquello que me inspiraba y me energizaba. Aspectos que se me escapaban en cualquier espacio o lugar, con quien estuviera, y que terminaban siendo un motor permanente y distintivo. Y las ideas empezaron a fluir, las palabras a clarificarse y los conceptos a estructurarse. Y entonces lo vi. No era la frase perfecta, la hice y rehice más de una vez, a ratos me parecía larga e incluso el foco no era el correcto, pero fue robusteciéndose y dejándome esa sensación de sentido, de guía de la que tanto hablaban todos los demás.

Hoy, sigo desafiándola y visitándola, pero con la tranquilidad que, más allá de las palabras, la reflexión y la declaración me hicieron estar más cerca de aquello que es importante para mí, de aquello que quiero dejar al mundo como un sello y un aporte propio.